La palabra “aloe” proviene del término árabe “alloeh”, que significa “sustancia amarga y brillante”. Los árabes fueron los primeros en dominar el arte de elaborar extractos comerciales a partir de esta planta y en extender su uso por el mundo grecorromano, por India, el Tibet, Malasia, Sumatra y China. La primera descripción de sus propiedades, se encuentra en una tablilla sumeria del año 2.000 a.C. No se trata de un descubrimiento actual, como muchos piensan, sino que el aloe lleva utilizándose desde hace miles de años.